Casi todas las culturas con historia de larga data tienen algún tipo de jabón. El jabón originariamente se hacía con ceniza de madera dura y aceite o grasa disponible en la zona.
La cultura española tiene el jabón de Castilla, hecho a base de aceite de oliva. La africana tiene un jabón negro hecho a base de ceniza banano y coco, mezclado con más coco–esta vez el fruto– y aceite de palma. En Norte America, algunas personas todavía recuerdan a sus abuelas haciendo jabón en grandes calderos a base de grasa animal que provenía de caza–poca, o de los animales de la granja.
La manera original de hacer jabón, que en algunas regiones llega hasta nuestros días, es un proceso en caliente donde las medidas de soda no son muy controlables, y da como resultado un jabón que puede ser muy agradable en una tanda y pelar las manos en la otra[1].
En la actualidad hay una vuelta al jabón de la abuela entre las personas ecológicamente activas, pero con la ayuda de la ciencia, usando aceite usado. El aceite que va al agua produce una capa en la superficie que asfixia toda la vida debajo. Y cantidades chicas cubren grandes extensiones. En permacultura se considera que la basura es un recurso mal aprovechado. Este es un ejemplo claro de su veracidad.
¿Y cómo se hace el jabón de la abuela?
Se siguen las tablas de saponificación o algunas de las calculadoras online[2]–bendito sea internet–con sobre-engrasado de -3%. O algunos redondean y usan proporciones 1-5 o 1-6 de soda cáustica en proporción a aceite (este mecanismo es muy simple porque se pueden usar vasos medidores en vez de balanza, así que puede hacerse en cualquier casa). Se trata de jabones recargados en soda cáustica, porque sino llevan el aroma no muy agradable del aceite al producto final. De esta manera garantizamos que todo el aceite se saponifica y no queda nada suelto para aromatizar.
¿Y qué se puede hacer con este jabón?
Se puede usar para lavar platos, pisos y baños. Se puede usar en preparados de control de plagas en el jardín–especialmente si se usa potasa cáustica en vez de soda. Algunas personas lo usan para lavar ropa, pero yo no lo haría–la ropa guardada podría tomar aroma a fritura con el tiempo.
Es un jabón muy fuerte. Hay que manipularlo con guantes.
En mi casa preparo la versión glicerinada en frío de este jabón, y funciona muy bien. Es un poco más compleja que la otra, pero como lleva alcohol, queda completamente deshodorizado aún usando sobre-engrasado cero en vez de negativo. Entre la glicerina que se forma, y un poco de aceite de coco agregado al final, no seca para nada las manos. Además queda como una especie de pasta que ocupa poco espacio y resulta muy fácil de diluir en agua.
[2] Calculadora de mendrulandia en castellano. Calculadora Soapcalc en inglés.